lunes, 3 de agosto de 2015


Recién en estos días he visto un artículo muy interesante escrito en la Revista INVI en el que se menciona el proyecto de viviendas que desarrollé en Ica. Aquí el link del artículo: 

Resumen.
En Latinoamérica la autoconstrucción es un hecho de gran extensión y diversidad, que en el caso del hábitat popular pierde su carácter de excepción para pasar a ser en algunos países vía mayoritaria de producción del hábitat. En la ejecución de estos alojamientos se emplean tecnologías tradicionales o adaptaciones de métodos y sistemas formales. Sin embargo, en opinión de los autores, podrían utilizarse tecnologías aun más apropiadas para este ámbito. Los componentes y productos no pueden ser independientes de los procesos.
Las necesidades de mejoramiento del hábitat popular explican el volumen constante, creciente y muy considerable de la demanda de materias primas y de componentes neutros de construcción. Los propios usuarios señalan algunos de los requerimientos de estas tecnologías: materiales asequibles de poco peso y manejables. Por otra parte, existe una pléyade de microtalleres o gérmenes industriales locales con experiencia adquirida y vocación de crecer. Quizás sea el momento de señalar aportes válidos de entidades o de profesionales que partiendo de componentes neutros, tangibles y asequibles, mediante acoples o ensambles sencillos aportan soluciones tecnificadas, capaces de convertirse en prácticas de referencia para la construcción del hábitat popular en el entorno latinoamericano.


Figura 1. Viviendas realizadas por INFONAVIT, Fondo Nacional de la Vivienda de los Trabajadores (México), mediante unos escasos modelos que se repiten de forma tradicional inalterable, por miles, en Itxapaluca, camino de Puebla (México). Fuente: INFONAVIT.

Figura 2. Viviendas realizadas por ‘maquiladoras’ instaladas en las cercanías del aeropuerto de San Salvador para y por sus empleados, todas idénticas, con los mismos materiales, de 36 m², sin posibilidad alguna de crecimiento, por un importe equivalente a unos 100 salarios mensuales de la época (2006). Foto: los autores.

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